Title

KETAMINA

KETAMINA

SPECIAL K , K, KETA

Composición

Clorhidrato de ketamina en cantidades variables, que pueden ir desde menos del 7% hasta el 99%, dependiendo de la procedencia (ámbito hospitalario y veterinario o mercado ilegal). Puede presentarse en forma líquida o como un polvo fino, blanco y cristalino.

Descripción

Es un depresor utilizada en medicina y veterinaria como anestésico disociativo. No obstante, mediante dosis subanestésicas produce toda una gama de efectos que abarcan desde leve embriaguez, estimulación y ligeras distorsiones perceptivas, hasta los más impactantes estados oníricos y auténticamente alucinatorios pudiendo, incluso, desencadenar experiencias cercanas a la muerte y estados de desdoblamiento corporal.

Dato histórico

La ketamina es un anestésico sintetizado en 1962, que en 1970 fue introducida en la clínica hospitalaria y poco después ampliamente utilizada en la guerra de Vietnam.

Actualmente continúa teniendo un uso médico (especialmente en pediatría y geriatría), se aplica también en clínica  veterinaria (como sedante para animales domésticos y de granja) empleada en algunas terapias psicológicas  experimentales para el tratamiento del alcoholismos y otros trastornos psicológicos. En España  está autorizado  su uso  para controlar  la ansiedad ligada  a procedimientos quirúrgicos, así como  para la inducción o el mantenimiento de la anestesia  general. En veterinaria  está indicada principalmente  para la inmovilización, diagnóstico  y operaciones en animales.

Efectos principales

Su acción comienza rápidamente cuando administrada vía intramuscular o intravenosa. Se distribuye  en todos los tejidos del organismo, principalmente el adiposo, hígado, pulmón y encéfalo. La máxima concentración  vía intramuscular se alcanza a los 10 minutos. La degradación metabólica tiene lugar en el hígado y es casi completa. La vida media biológica  en humanos es de 2,2 a 3, 5 horas. Por bilis y heces se excreta casi el 3%. En personas usuarias compulsivas la ketamina puede tardar en eliminarse  hasta siete días después del consumo.

Cuando se consume con una finalidad recreativa, en entornos de fiesta, buscando estimulación y ligeras distorsiones perceptivas, la dosificación más adecuada mediante vía oral suele ser de 50-100 mg (dosis bajas) hasta 75-300 mg (dosis medias/altas).

La dosificación nasal (esnifada) va desde 15-30 mg (dosis bajas) hasta 25-50 mg (dosis medias) o 100 mg (dosis alta).

Para el caso de usos psiconáuticos en busca de efectos psicodélicos plenos, la vía oral requiere de dosis alrededor de 300 mg (200-450 mg) y produce unos efectos más suaves y duraderos que aquellos obtenidos por otras vías. La esnifada también permite efectos psicodélicos plenos que suelen conseguirse con cantidades promedio a 200 mg (100-250 mg).

Efectos secundarios

En el momento de consumir, junto a los efectos buscados y deseados, pueden generarse náuseas, vómitos, sensaciones de mareo, vértigos, sudores, dolores de cabeza, confusión y desorientación. Disminuye la capacidad de atención, concentración y memoria, con inclinación a padecer amnesias. Al día siguiente después de consumirse la persona puede estar algo cansada, aturdida y con la cabeza pesada.

En consumidores frecuentes, las dificultades de atención y concentración así como los problemas de memoria, especialmente referentes a lingüística (por ejemplo, recordar palabras o nombres) pueden persistir durante varios días.

Contrarrestar riesgos y daños

La ketamina es un anestésico, por lo que dosis demasiado altas o seguidas producirán un considerable entorpecimiento corporal (pérdida del equilibrio, de los reflejos, entre otras reacciones) que supondrían un importante riesgo de caídas y accidentes. Para evitarlo será necesario cuidar la dosificación así como su intervalo.

En caso del consumo esnifado, las rayas o pases deberán ser  de menor tamaño a las administradas con cocaína y, al igual que con esta sustancia, será recomendable utilizar pitillo o llave personal e intransferible para evitar el contagio de enfermedades como hepatitis C.

El uso de dosis altas en busca de efectos psicodélicos requerirá de un entorno seguro y tranquilo en el que la persona permanezca tumbada y sin moverse.

Con el consumo de dosis bajas en contextos de fiesta se recomienda prudencia en movimientos para subir y bajar escaleras, cruzar calles, entre otros factores, así como evitar conducir vehículos a motor hasta que los efectos no hayan remitido.

El uso continuado genera dependencia y tolerancia, así como posible aparición de trastornos físicos (dolores abdominales, problemas oculares, temblores) y psicológicos (ansiedad, insomnio, psicosis), además puede dañar los riñones. Por tanto, a fuerza de perogrullo, los consumos más seguros no se repiten más de una vez al mes, mientras que los más arriesgados son, evidentemente, aquellos que tienen una periodicidad diaria.

Intoxicación

En personas sin tolerancia, cantidades superiores a 250 mg consumidas (vía esnifada) de una sola vez o en poco tiempo, suelen dar lugar a pérdidas de conocimiento.

El consumo de dosis menores mezcladas con cantidades medias o altas de alcohol u otros depresores también puede producir desvanecimientos más o menos graves (en el peor de los casos dar lugar a paradas respiratorias).

Para mayor información sobre ketamina inyectada, ingrese a proyectocambie

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