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2CB VS “TUSIBI” (Color o mal llamada Cocaína rosada)

2CB VS “TUSIBI” (Color o mal llamada Cocaína rosada)

Vannesa Morris
Socióloga –  Especialista en Estudios del Territorio Coordinadora Échele Cabeza

Daniel Rojas
Psicólogo, voluntario Échele Cabeza

Diferencias, efectos y riesgos

Debido al auge y la fama que le han dado los medios de comunicación a estas sustancias es necesario hacer una distinción sobre lo que es el 2CB y el “tusi” (o color) mal llamado “cocaína rosada” pues, no tienen nada que ver con la estructura molecular y los efectos de la cocaína.

El 2cb (Nexus) cuyo nombre científico es 4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina es una feniletilamina psicodélica de mediana duración que hace parte de la familia del  2C. Fue sintetizado por primera vez en 1974 por Alexander Shulgin y luego empezó a usarse como tratamiento terapéutico para cuadros de depresión y estrés. En 1985 se usó como un sustituto del éxtasis en Estados Unidos cuando se penalizó el consumo del MDMA.

El 2cb es una sola sustancia que produce efectos parecidos, pero no iguales, a la combinación del LSD y el MDMA; conocida popularmente como “candyflip”. Sus efectos son un poco psicodélicos y algo estimulantes; los principales efectos son el aumento en la energía corporal, dilatación de las pupilas, patrones visuales con los ojos abiertos y cerrados (tipo caleidoscopio), estimulación mental, introspección, ansiedad, confusión y pueden llegar a durar entre 4 y 8 horas según la dosis

La presentación de 2cb es en polvo blanco y en pequeñas pastillas, la forma más común de ingesta es por vía oral, no nasal, de ahí que las dosis deben ser muy pequeñas para no “mal viajarse”. Una dosis habitual varía entre 5 y 20 miligramos por vía oral y una dosis alta entre 25 y 40 miligramos. Debido a su potencia no es recomendable esnifar esta sustancia.

En Colombia se comercializa un polvo rosado llamado “tusi” (por la escritura en español de la pronunciación de 2C en inglés) que no es más que un preparado a base de sustancias como ketamina, MDMA, cafeína, colorante, endulcorante, en algunos casos contiene 2cb (feniletinamina psicodélica) y en ocasiones también contiene benzodiacepinas, oxicodona, fluoxetina y otros derivados opiáceos dependiendo de la receta del “cocinero” o quien la prepare.

El “tusi” o cocaína rosada se popularizó por los medios de comunicación y fue vendido para el público como “la traba de la elite” en el año 2012, haciendo referencia a que su consumo se daba en las esferas más altas de la sociedad, lo que expandió su consumo a otros sectores y clases sociales. Sin embargo, este no sería ni es el principal problema; realmente lo que preocupa con la popularización de esta sustancia es el desconocimiento que existe sobre esta, debido a que estamos hablando de 2 sustancias totalmente diferentes: el 2cb y el “tusibi” que las personas no identifican y confunden fácilmente. El principal problema con este polvo rosado es la combinación de sustancias que contiene y que producen efectos antagónicos entre sí, pues es un preparado que contiene sustancias depresoras del sistema nervioso, estimulantes, anestésicos y en algunos casos medicamentos de prescripción que generan dependencia.

 ¿Pero cuál es el verdadero riesgo al consumir “tusibi” y no 2cb?

Dentro del contexto colombiano, el “tusi” (color o cocaína rosada) es un suplantador del verdadero 2CB. Como ya lo señalamos contiene diferentes sustancias que al ser mezcladas pueden generar mayores riesgos o daños asociados dentro del organismo. Si bien, cada sustancia tiene un efecto particular dentro del organismo, la interacción entre estas puede producir efectos totalmente diferentes y nuevos para la persona.

En principio, la interacción de clonazepam (benzodiacepina) y metadona (opiáceo), sustancias depresoras del sistema nervioso central (SNC) y periférico (SNP) que tienen como efecto primario la sedación, disminución de dolor y sensación de bienestar entre otros, también manifiestan efectos directos en el cuerpo tales como somnolencia, disminución del dolor, disminución de la tasa respiratoria y disminución de actividad eléctrica cerebral (principalmente). Frente a su interacción pueden verse potencializados todos los efectos mencionados tanto físicos como subjetivos y produciendo riesgos tales como somnolencia excesiva y enlentecimiento psicomotor que pueden llevar a riesgo de caída, pérdida de consciencia, depresión respiratoria, coma o hasta muerte (dependiendo la dosificación).

Frente a la interacción entre la metadona y fluoxetina/sertralina (antidepresivos, principalmente inhibidores selectivos de recaptación de serotonina ISRS) no se han documentado efectos subjetivos característicos, sin embargo, dentro de los efectos producidos a nivel fisiológico se pueden encontrar mareos, desmayos repentinos, ritmo cardiaco irregular y vómitos.

En cuanto a la interacción entre sustancias tales como el clonazepam (benzodiacepinas), ketamina y/o metadona (opiáceos), los efectos de tipo sedante se ven intensificados por lo que se pueden llegar a experimentar mareo intenso, somnolencia, dificultad para concentrarse en un solo aspecto, confusión, problemas para mantener un curso y lógica más coherente en el pensamiento y problemas de coordinación. Los riesgos evidenciados entre la interacción de estas SPA, se encuentra la pérdida de consciencia y depresión respiratoria, por lo que el uso adicional con alcohol puede ser letal para la persona.

MDMA, “Benzos” y antidepresivos. La interacción de éstas sustancias presentes en el “tusibi”  aumenta la liberación de serotonina, dopamina y noradrenalina principalmente, además, de causar un bloqueo sobre los receptores NMDA del glutamato (neurotransmisor estimulante del SNC), se van a generar los efectos característicos de empatía, euforia, debidos al éxtasis, sin embargo, por el bloqueo o disminución del glutamato se puede experimentar los efectos disociativos o alucinatorios, además de sedantes o relajantes (los cuales también pueden estar potenciados por las BZD u opiáceos). En síntesis, dicha interacción puede establecer efectos de riesgo como cardiotoxicidad, pérdida de consciencia (que en la calle han llamado coma inducido o K-hole en USA por el efecto de la ketamina), depresión respiratoria, disminución del umbral convulsivo (mayor probabilidad de convulsiones), hepatotoxicidad (daño al hígado) y en casos extraños síndrome serotoninérgico debido a la interacción entre MDMA y antidepresivos (principalmente ISRS).

MDMA y “Keta” presentes en el “tusibi”. Teniendo en cuenta el proceso de farmacocinética (la respuesta del cuerpo hacia la sustancia administrada) de sustancias como la ketamina y el éxtasis presentes en el “tusibi”, la interacción entre estas dos sustancias tiene como principal riesgo fisiológico la cardiotoxicidad  (alteraciones en el corazón debido a fármacos u otras sustancias) y la hepatotoxicidad (enfermedad hepática toxica inducida por drogas), esto está relacionado con las prácticas de consumo y dosis de la sustancia.

Ambas sustancias dentro de su mecanismo de acción tienden a generar mayor liberacion de neurotransmisores como la serotonina, lo cual puede aumentar la probabilidad del síndrome serotoninérgico y “golpe de calor”. Por otro lado si las dosis son elevadas, aunque el éxtasis tiene poca probabilidad de generar estados alucinatorios estructurados, en combinación con la ketamina, si pueden aumentar el riesgo de cuadros de psicosis toxica o episodios psicóticos más prolongados. Dentro de los otros riesgos encontrados en esta interacción y en consumos más prolongados, es el aumento del riesgo de neurotoxicidad en procesos cognitivos como la atención y memoria.

Frente a la interacción entre beber alcohol y usar “tusibi” que contiene MDMA, el riesgo principal es el de deshidratación por lo que el golpe de calor o hipertermia pueden presentar altos riesgos para la salud del consumidor, adicionalmente teniendo en cuenta que la metabolización de estas dos sustancias se da principalmente por el hígado, existen mayores impactos sobre este órgano al momento de mezclarlas. Estas dos sustancias son antagonistas, siendo la primera un depresor del SNC y la segunda un estimulante, por lo que el riesgo cardiovascular también se hace presente. Cabe resaltar, que estas posibles interacciones y sus efectos varían dependiendo los antecedentes personales, estado físico, frecuencia, intensidad y dosificación por parte de la persona que utiliza la sustancia.

Frente a la demanda de “tusi” en Colombia no tenemos más opción que informar sobre los efectos y reducir los riesgos y daños asociados a este consumo. Razón por la cual hacemos un llamado a los servicios de salud a estar atentos y conocer cómo funciona la interacción de estas sustancias con las que preparan el llamado “tusi”, esto con el fin de prestar una mejor atención médica y más especializada. De igual manera invitamos a las autoridades en salud y al sistema de alertas tempranas para que se preparen y trabajemos en conjunto en la identificación de otras posibles sustancias con las que se estaría preparando el llamado “tusi” colombiano y alertar si hay presencia de opioides como metadona y/o fentanilo dentro de las muestras.

 

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